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viernes, 9 de mayo de 2014

¿Y si ponemos música en el trabajo?

¿Y si ponemos música en el trabajo?
 

Está demostrada la efectividad de la música para aumentar la resistencia o los niveles de excitabilidad y coordinación.

El gran filósofo alemán Friedrich Nietzsche acuñó unas de las frases que más personas incorporan entre sus favoritas en el mundo: “Sin música la vida no tendría sentido”. La música es un componente fundamental en la vida de casi todos los seres humanos. Nos acompañan en las celebraciones, en los momentos de descanso, en los de inspiración.

Son muchas las personas que se preparan para correr una maratón y salen con audífonos de casa. En algunas competiciones deportivas se ha prohibido el uso de audífonos para evitar que los atletas obtuvieran una ventaja injusta en las competiciones. ¿Por qué? Por su capacidad para activar y aumentar la resistencia.

“La música puede ser una fuerza muy poderosa. Las melodías adecuadas pueden ser de gran ayuda en esa parte de nosotros que necesita un empujón para moverse”, dijo el profesor en neurociencia Mark Fenske.

Uno de los efectos motivadores de la música proviene de su capacidad de participar en el sistema nervioso simpático del cuerpo. La activación de este prepara para la acción cada vez que nos enfrentamos a un reto en nuestro entorno. Las vías respiratorias se abren, el ritmo cardiaco se acelera y los músculos están preparados para moverse. También se incrementa la excitación fisiológica.
La música se compone de patrones de sonidos que afectan a los niveles de excitabilidad física y cerebral. Un simple aumento en el ritmo, por ejemplo, puede acelerar el pulso y acelerar la respiración. Y esto puede ser positivo para hacer ejercicio físico o para enfrentarte a una tarea muy aburrida.
La música también afecta la coordinación de las actividades entre las diferentes partes del cerebro. Estudios que examinan los patrones de actividad eléctrica sugieren que la sincronización de las señales del cerebro es importante para vincular los procesos perceptuales, cognitivos y motores.
La resistencia física y mental también puede mejorar con la capacidad de la música para desviar nuestra atención de los aspectos negativos de una tarea. El sistema de atención del cerebro, que incluye algunas de las regiones superior y exterior de los lóbulos frontal y parietal, actúa para mejorar el rendimiento en las áreas que están trabajando y reducen la actividad de otras áreas.
“Centrándose en las canciones motivadoras y las señales cerebrales, se ha demostrado que la música alegre aumenta los sentimientos positivos acerca de la intensidad del ejercicio en comparación con música menos intensa”, señala el profesor Fenske.
De hecho, gran parte del poder de la música radica en su capacidad de provocar reacciones emocionales y mejorar el estado de ánimo. Investigaciones recientes de neuro imagen han permitido un aumento dramático en nuestra comprensión de cómo las diferentes redes de regiones cerebrales relacionadas con la motivación y la emoción producen estas experiencias afectivas.
Entonces, ¿por qué no incorporar la música a nuestro entorno laboral?

Francisco Avilés

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