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martes, 29 de diciembre de 2015

Cuando el miedo escénico asusta… a las instituciones y a los maestros

Cuando el miedo escénico asusta… a las instituciones y a los maestros

Este artículo está escrito por Mauricio Weintraub donde nos habla de cuando el miedo escénico asusta… a las instituciones y a los maestros, Hace unos días una alumna mía pianista me contó esta escena.
– Di mi examen de 4º año de piano en el conservatorio. No me fue mal aunque me puse nerviosa y temblé bastante. Cuando me dieron la nota mi maestro me dijo “No estuvo mal, pero tenés que solucionar tu tema con el miedo escénico. Hace años que te pasa lo mismo y empieza a impedirte crecer”.
He escuchado esta escena no menos de 20 veces, con diferentes matices
Es extraño y, por qué no, difícil de creer que las instituciones encargadas de formar músicos en el más alto nivel en nuestro país le adjudiquen al alumno la tarea de solucionar un problema que tiene que ver con la formación musical del alumno.
Es como si un maestro que nunca enseñó, por ejemplo, la técnica de la mano izquierda le dijera a su alumno que acaba de rendir su examen “Tenés que solucionar tus problemas con tu mano izquierda. Hace años que tu mano izquierda no tiene técnica”.
¿No es acaso la tarea del maestro enseñar esa técnica?

¿No es acaso la tarea del maestro y del conservatorio ocuparse de todo aquello que tiene que ver con el crecimiento musical de sus alumnos y dar herramientas para que el alumno pueda crecer musicalmente? Insisto, dar herramientas. Luego el alumno verá si puede, quiere o sabe cómo tomarlas. Pero el dar las herramientas ¿no es tarea del maestro y de la institución?
Se podrá argumentar que el miedo escénico no es una cuestión musical sino emocional o psicológica, que es propia del alumno y que nada tiene que ver con la música.
Pregunto. Quién esto argumenta ¿cuánto investigó acerca de esta problemática? ¿Cuánto tiempo y energía destinó a interiorizarse, averiguar, profundizar acerca de este tema?

La institución y el maestro
Existen dos motivos por los cuales las instituciones y los maestros tienen la obligación de ayudar a los alumnos que temen a transformar su temor:
Por un lado, porque el miedo escénico en músicos es una problemática musical/psicológica y en este sentido las instituciones deben encargarse de lo referido a lo musical de la misma manera en que deben encargarse de brindar herramientas de armonía, contrapunto, técnica de instrumento, historia de la música y todas aquellas materias que tienen que ver con el crecimiento específicamente musical del alumno.
Al menos deben encargarse de brindar estas herramientas; aunque sería bueno que también puedan brindar alguna herramienta de índole emocional o psicológica de la misma manera en que se brindan herramientas de filosofía, estética, didáctica y otras.
Por otro lado (y quizá este sea el más importante) porque solo hace falta escuchar los relatos de unos pocos músicos que experimentan temor escénico para comprender que gran parte de este temor fue adquirido o aumentado significativamente justamente dentro de las instituciones musicales y/o en el vínculo con los maestros de instrumento. Así, este temor fue generándose y aumentando debido a la híper-exigencia, maltrato, objetivos no musicales, configuración de programas de estudio ignorantes de los procesos personales, desatención a la expresión propia del alumno y muchos otros ítems musicales y vinculares que el alumno ha ido transitando durante su formación en la institución educativa.
De esta manera, el conservatorio (o el maestro) no solo no cumple con su función de ayudar a su alumno a transformar una problemática que lo aqueja sino que profundiza la problemática que debería ayudar a transformar. Esta realidad entristece. Y enoja.
El alumno
Por supuesto, los alumnos de música (me pienso en mis épocas de alumno y me incluyo) también tienen mucho que mirar en este sentido.
Cuando le pregunté a mi alumna qué le había dicho a su maestro cuando él le dijo que tenía que “solucionar su tema con el miedo escénico”, ella me dijo “Y, no le dije nada. Creo que tiene razón”.
Es decir que ella (mi alumna) tampoco comprende que, si hace 4 años que toma clase con un maestro que no pudo darle ninguna herramienta para transformar su temor, este maestro tiene responsabilidad en su temblor del examen. Ella también cree (al igual que el maestro y que la institución que no dispone de ningún espacio para que el alumno que teme pueda consultar) que es un problema de ella y que nada tiene que ver con su maestro y con la institución en cuestión.
Y así, el foco de la responsabilidad solo ilumina una de las partes, dejando en la oscuridad la responsabilidad de quien debería ayudar.

La actualidad y el futuro
Es cierto que en los últimos años algo ha cambiado y varios conservatorios y universidades han comenzado a asumir su propio vacío en esta problemática y a mirar hacia adentro.
Y a hacerse cargo de los huecos.
También es cierto que para poder dar este paso hace falta poder habitar el dolor y mirar con profundidad y cuestionar creencias propias y aprendidas referidas a la enseñanza musical tradicional. Es cierto que hay docentes que lentamente se animan a esto y entonces no pueden no mirarse también en cómo han sido tratados ellos como alumnos y así ven también allí la desatención y el maltrato. Sin embargo mucho falta aún, Mucho.

Porque el miedo escénico asusta.
No solo al alumno que no sabe cómo dejar de temblar. Sino también al maestro y a la institución que no saben cómo comenzar a ayudar.
Quizá, con una diferencia: El alumno mira su temblor y lo asume como propio. El maestro y la institución miran el temblor de su alumno e intentan creer que sólo tiene que ver con su alumBaby_Grand_Piano_Playerno.
Porque el miedo escénico asusta.
Quizá entonces sean ellos, los que sí pueden mirar el miedo escénico a la cara, los alumnos de música quienes primero deberán mirarse con respeto y dignidad mientras tiemblan y pedir y, porque no, exigir a la institución y a su maestro que asuma su función de ayudar y disponga de los medios y las herramientas necesarias para transformar el temor escénico.
Quizá cuando estos alumnos puedan hacerlo, las instituciones y los maestros no puedan no aceptar aquello que hoy, en general, aún niegan: Que cada vez que un alumno teme es porque hubo un maestro y una institución que no supo ayudarlo.
Quizá cuando estos alumnos asuman su derecho (y porque no, su obligación) a ser ayudados puedan, luego, ellos mismos ayudar a otros alumnos. Y estos alumnos a otros alumnos. Y estos a otros.

Quizá entonces llegue un día en el que el relato de mi alumna sea simplemente inconcebible.

Mauricio Weintraub es Músico (egresado del Conservatorio Nacional “Carlos López Buchardo”) y Lic. En Psicología (egresado de la Universidad de Flores).

Como músico ha dirigido las más importantes orquestas de nuestro país. Actualmente es el director general del Proyecto Encuentro perteneciente al Collegium Musicum de Buenos Aires. Y este ha sido su artículo hablando de cuando el miedo escénico asusta a las instituciones y a los maestros.

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