Mt. Laura Cecilia Martínez Didolich
La Musicoterapia es un proceso sistemático de intervención que utiliza
al fenómeno sonoro musical como su herramienta específica de abordaje para el
tratamiento de pacientes que padecen diversas patologías en distintos ámbitos
(hospitalario, escolar, etc.), tanto en la promoción de la salud, como así
también en la prevención primaria, secundaria y terciaria.
Dentro del encuadre de trabajo característico de la Musicoterapia se
hallan implicados tres componentes interactuantes e interdependientes, a saber:
el o los pacientes, el musicoterapeuta y el fenómeno sonoro musical.
Se entiende como paciente a aquel individuo que padece o se halla en
riesgo de padecer alguna enfermedad o empeorar su cuadro y que concurre al
espacio de Musicoterapia, a veces, por voluntad propia, y otras, debido a una
directiva institucional.
El segundo componente, el musicoterapeuta, es el profesional formado y
capacitado específicamente para coordinar independientemente la sesión
musicoterapéutica y que, dentro de las instituciones, integra equipos ínter o
multidisciplinarios.
El fenómeno sonoro musical corresponde a los elementos sonoro musicales
que surgen en el encuadre musicoterapéutico a partir de un pedido del paciente
o de su producción.
La importancia de la herramienta específica de trabajo del
musicoterapeuta –es decir, el fenómeno sonoro musical- radica en el hecho de
que ¨lo musical¨ es un elemento que atraviesa las tres instancias
constituyentes del ser humano: biológica, psicológica y social. Esta
herramienta, cuando es utilizada en Musicoterapia, deja de lado su connotación
estética cuando adquiere relevancia como un recurso que, por un lado, le sirve
al musicoterapeuta como una herramienta diagnóstica y terapéutica mientras que,
por el otro y siguiendo la línea propuesta que se desarrollará en este trabajo,
le brinda a el o a los pacientes la oportunidad de adquirir habilidades
extramusicales relacionadas con sus aspectos resilientes en función de mejorar
su calidad de vida según los objetivos terapéuticos establecidos en el
encuadre.
Siguiendo la línea de este trabajo, en el tratamiento musicoterapéutico las
intervenciones del profesional están orientadas a fortalecer los aspectos
resilientes del paciente (“aspectos” que son únicos para cada paciente
de acuerdo a su personalidad, a su enfermedad, a su momento histórico actual,
etc.) a fin de ayudarlo para que pueda afrontar los resultados del distrés
–la enfermedad– para que logre alcanzar, así, una mejor calidad de vida.
De esta manera, el musicoterapeuta dentro de su encuadre de trabajo, es un
“co-constructor” junto al paciente que juega un rol activo en el proceso
salud/enfermedad. En esta co-construcción entre el musicoterapeuta y el
paciente, como así también en el trabajo conjunto del equipo de profesionales
de la salud que participan en el tratamiento del paciente, se intenta reconstruir
esa “estructura de relativo bienestar4
” –la salud– “desestructurada” por la enfermedad.
Las instancias constituyentes del ser humano (biológica,
el psicológica y social), en mayor o en menor grado, participan
cooperativamente tanto en el proceso de enfermar como en el proceso de sanar.
La relevancia de una de las instancias por sobre las otras depende del tipo de
enfermedad, del individuo, del momento histórico actual, entre otros factores.
Asimismo, el déficit en una de las instancias puede ser suplido parcialmente
por las otras dos restantes y esta interacción es crucial para el aporte de
aspectos tanto vulnerables como resilientes en el proceso de salud/enfermedad.
Debe tenerse en cuenta el rol que juega la interacción entre estos tres
aspectos, ya que al trabajar directamente al menos en una de las instancias de
la estructura desequilibrada por la enfermedad, se puede contribuir a restituir
total o parcialmente el equilibrio inicial (terapia) o contribuir a la
decadencia de la estructura (iatrogenia).
El estrés
–síndrome general de adaptación- es un mecanismo
fisiológico que incluye una serie de cambios psicológicos, neurológicos,
inmunológicos, endócrinos y conductuales, ante la presencia de un elemento
exógeno o endógeno –estresor(4)- que el organismo censa como elemento perturbador de la
homeostasis del individuo.
El distrés,
entendido como una respuesta adaptativa patológica, en
contraposición al estrés -respuesta adaptativa fisiológica-, presenta un
correlato a nivel biológico, psicológico y social, es decir, presenta un
correlato en las tres instancias constitutivas del individuo. De esta manera, y
volviendo a la conceptualización de enfermedad como estructura, el distrés
puede funcionar como factor específico o de riesgo dependiendo de las diversas
etiologías de las enfermedades que presenta un correlato directo/indirecto en
cada una de las tres instancias constitutivas del individuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos sus valiosos aportes, así podemos ofrecerle un mejor servicio.