Sonido y silencio: La comunicación harmônica en Musicoterapia
La música está presente en todos los momentos de nuestra vida, atravessando generaciones. No hay forma de permanecer indiferente ante cualquier estilo y manifestación musical. Ya sea pop, rock, reggae, clássica o nuestra MPB, la música es un arte atemporal que conecta gustos y estilos. Por lo tanto, el gusto musical puede expresar grandes rasgos de lo que somos y de nuestra personalidad.
Tiene alguna canción favorita guardada en la memória?
¿Cuál es tu estilo de música favorito?
¿Te emociona la letra de la canción?
¿Quién no siente nostalgia de los viejos tiempos de aquella canción que marcó un hito en nuestras vidas? Que nos trae recuerdos significativos como: una película, un dibujo animado, escenas de suspense, la música favorita de una pareja, temas de amor y pistas incidentales (Música de escena o de fondo) que aportan más emociones a las películas
Esto demuestra que, en realidad, los sonidos forman parte de nuestra existencia.
De acuerdo con la investigación realizada por la terapeuta Gabriela Bandeira, menciona sobre el comportamiento de la música y cómo influye en nuestra personalidad.
Reggae: Aunque no sea el género más populares, es un tipo de música agregadora. Calma, relaja, hace reflexionar, ideal para quien le gusta contener un poco el ritmo de la rutina diaria. Los "regueiros" se caracterizan por ser personas despojadas, desprendidas, optimistas y muy creativas.
Música clásica: Además del género, las personas de este grupo son más sofisticadas y más centradas en la cultura, como la literatura y la arquitectura, por ejemplo. Un buen conocedor de música clásica destaca por su elegancia y una autoestima algo elevada.
Rock: La afición por este género suele transmitirse de padres a hijos, de generación en generación. Y aunque se caracterizan por ser un poco introvertidos en el día a día, también pueden ser bastante efusivos y performativos, sobre todo cuando se sueltan con los primeros acordes de guitarra.
Jazz: Al igual que el blues, el jazz se considera un tipo de música alternativa, perfecta para las personas a las que les gusta un fondo musical armonioso para pensar. El género se caracteriza por personas tranquilas, seguras y siempre abiertas a nuevas opiniones, además de sociables y agregativas.
Electrónica: Para las personas muy animadas y a las que les gusta sacudir la rutina, los ritmos electrónicos son perfectos, tanto para bailar como para estimular las prácticas diarias, como hacer deporte, por ejemplo. Aunque la música electrónica aglutina todo tipo de personalidades, quienes se apasionan por ella se caracterizan por ser creativos y de buen humor.
Pop: Este género lleva la abreviatura de popular, y no es para menos. Es el tipo de música más "accesible", ya que los éxitos se ajustan a sus melodías. Los apasionados de esta música pueden ser personas extrovertidas, con una autoestima garantizada y un humor elevado.
Samba: "A quien no le gusta la samba... ... ¡no es un buen tipo! Las personas que disfrutan con este estilo, tan arraigado en la cultura brasileña, suelen ser personas a las que les gusta reunirse con amigos para cantar, tocar el tambor y bailar sin ningún compromiso. Los sambistas son extrovertidos y respetuosos con la rica historia del género.
La musicoterapia parte de esta premisa, es decir, altera los estados emocionales y psíquicos del ser humano; desde los ruidos viscerales, el flujo sanguíneo, los latidos del corazón, los fenómenos sonoros intrauterinos en los que la madre arrulla al niño que ya tiene los primeros contactos sonoros (como el ritmo a través de los latidos del corazón de la madre que quedan registrados en su memoria durante el periodo gestacional) e influye directamente en las características emocionales y cognitivas; con el objetivo de desarrollar las potencialidades y restablecer las funciones del individuo para que alcance una mejor integración intra o interpersonal y, en consecuencia, una mejor calidad de vida, provocando cambios en su comportamiento, para integrarse en la sociedad.
Los primeros relatos sobre la influencia de la música en el ser humano se remontan a milenios antes de Cristo. Los griegos explicaban que la música siendo armonía, orden y equilibrio, en su totalidad estructural, desempeñaba un papel eminente en la concepción psicosomática y buscaban restablecer el equilibrio perdido con remedios para lo físico, y música para la mente.
En la antígua civilización griega se desarrolló un sistema organizado de musicoterapia basado en la influência de ciertos sonidos que serían un don divino para el hombre, ya que con ella podría alegrar el alma y llegar a la parte psíquica y somática de la persona.
En el siglo XVI, el gran cirujano Celso y otros médicos de su época creían en el valor de la música, llegando a prescribir audiciones de violines y violonchelos a los pacientes para animarlos y acelerar su convalecencia. Platón y Aristóteles pueden reconocerse como precursores de la musicoterapia, ya que ambos recomendaban la música para la salud de la mente y el cuerpo, con efecto sobre las emociones incontrolables y la superación de las ansiedades fóbicas.
Cronológicamente, tras la Segunda Guerra Mundial, los hospitales para excombatientes de Estados Unidos contrataron a músicos profesionales para organizar programas con música específica para los soldados heridos en la guerra, víctimas de traumatismos craneoencefálicos. Así nació la musicoterapia como especialidad científica y terapéutica.
La musicoterapia tiene el beneficio de llevar al paciente a mantener una posición resiliente frente a las situaciones de la vida. Así, permite al individuo reforzar su identidad personal, mejorar la postura física y social, incluso la expresión facial, aprender a escucharse y a satisfacer sus necesidades genuinas, superar bloqueos de expresión del habla, de la memoria, de la creatividad, estabilizar cuadros clínicos, a veces bastante complicados, entre otros.
El tratamiento a través de la música se utiliza en hospitales, centros de salud, clínicas privadas, geriátricos, escuelas, universidades y comunidades. También puede actuar en las áreas: con autistas, dependientes químicos, motor y deterioro cognitivo, trastorno neurológico, procedimientos pre y post-operatorios como en enfermedades del corazón y la depresión, en la psicoprofilaxis (con mujeres embarazadas), la estimulación esencial, adolescentes, adultos, en niños y adultos con trastorno de déficit de atención e hiperactividad, enfermedad de Alzheimer y otras condiciones relacionadas con el envejecimiento, enfermedades cardiopulmonares, niños, jóvenes refugiados , depresión, presos, víctimas de la adicción, combatir la hipertensión, ansiedad, entre otros.
La atención al paciente va de acuerdo con las necesidades reales del mismo y la metodología aplicada varía según la técnica de cada profesional (musicoterapeuta).
Se comienza por la extracción o recogida de los datos importantes de la vida del paciente, es decir, la história sonoro-musical (ISO) (protocolo de observación que ayudará mucho en la lectura musicoterapéutica). Poco después, se utilizan instrumentos musicales que se dejan a disposición del paciente, para llevarlo a producir sonidos variados, improvisación libre y canto (Testificación Musical) como forma de prevenir y ayudar a la recuperación de la salud.
Los principales objetivos, comprobados, de la musicoterapia son: superar los bloqueos de expresión; mejorar la postura física y social, mejorando la coordinación sensomotora, ayudando al minusválido a desplazarse; restablecer el equilibrio y organizar mejor la estructura de la personalidad; estimular la capacidad de atención, la coordinación motora y la percepción, volviéndose más suelto y menos rígido; ayudar a mantener y estimular la salud mental, devolviendo patrones más sanos de pensamientos .
La música es un vehículo importante y valioso para canalizar la energía que fomenta la inteligencia, la imaginación creativa, el afecto y una mayor sensibilidad.
Trabajar con Musicoterapia aporta una experiencia inefable, que ayudará al individuo a experimentar un cambio transformador para el crecimiento y la mejora de su autoestima.
Según Handel, lo maravilloso de la música es que a través de ella se puede alcanzar la concentración y la meditación independientemente del pensamiento. En este sentido, tiende un puente entre la conciencia y el inconsciente, entre la forma y lo informe. Si hay algo que se puede aprender con la razón y que existe realmente, pero que al mismo tiempo no tiene forma, es la música.
Monicah Prado
Bacharel em Musicoterapia pela Universidade Católica do Salvador 1998,
(UCSAL) com especialidade na área neurológica, geriátrica e gestacional, com mais de 26 anos de experiência clinicando como Terapeuta.
Escritora, Jornalista, Colunista, pesquisadora, palestrante
martes, 21 de febrero de 2023
Sonido y silencio
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